lunes, 18 de diciembre de 2017

EL TEATRO REVOLUCIONARIO Y SUS HUELLAS EN EL TEATRO ESPAÑOL ACTUAL. UNA ENTREVISTA PARA "LAS PUERTAS DEL DRAMA" DE LA AAT


Más allá del enfoque histórico, siempre necesario e iluminador, en la redacción de "Las Puertas del Drama" entendimos que resultaba especialmente interesante conocer la opinión de los dramaturgos actuales sobre algunas cuestiones relacionadas con la capacidad revolucionaria del teatro. Nos interesaba conocer las ideas de cada uno de ellos con respecto al compromiso del escritor, a la relación entre el tema y la forma artística escogidos, la necesidad de un teatro político o las trabas censorias o administrativas con que se habían encontrado para llevar adelante sus proyectos. Por ello, elaboramos un cuestionario al que respondieron un total de veinte autores, cuyas respuestas se transcriben a continuación.
(Berta Muñoz)

Juan García Larrondo

RESPUESTAS DE JUAN GARCÍA LARRONDO 

¿Crees que el teatro puede contribuir a cambiar la sociedad?

De una manera global, a escala mundial y en las actuales circunstancias internacionales, no lo creo. En este presente, en lo que conocemos como occidente, es la sociedad la que cambia a su antojo el Teatro y el resto de las Artes, que nos sirven como instrumentos propagandísticos, consumistas o de ocio efímero. Si en un futuro se dieran las coordenadas precisas históricas y culturales, si la palabra volviera a recuperar su prestigio y su razón, el teatro podría quizás contribuir e impulsar determinados cambios como transmisor de cultura o como reflejo de la civilización en que se produzca. Aunque tampoco debería ser esa su prioridad ni su última causa.

¿Cómo crees que debe entender el autor actual el concepto del compromiso social?, ¿consideras que sigue siendo válido?

Depende del entorno y la naturaleza del autor, de su estado emocional o de sus objetivos personales. El concepto de compromiso social, tal y como lo conocemos, por ejemplo, a la hora de hacer Teatro en España o en Europa, corre el riesgo de convertirse en efeméride, en fútil estreno de una u otra temporada. Ya no nos vale. Hemos perdido el contacto con la tradición, con ciertos valores que son esenciales y la sociedad cambia más deprisa que nuestra capacidad de interpretarla. Si no disponemos de perspectiva crítica o de un espacio para la reflexión, cualquier teatro de compromiso social que presuma de serlo corre el riesgo de quedarse en un teatro de urgencia, como los que se escribían o representaban en los periodos de dictaduras o de guerras.

¿Consideras que es necesario un teatro político hoy?, y en caso afirmativo, ¿cómo crees que debe ser ese teatro?

Lo es. Debería serlo a la vez que debería coexistir con otro tipo de manifestaciones escénicas que se diesen sin ningún tipo de presión, que surgieran tan solo por el mero hecho de querer realizar un acto artístico o de entretenimiento y tener la libertad de hacerlo. Mi imagen, por ejemplo, de un teatro revolucionario, va más allá de las ideas políticas del momento o de la realidad que le circunde durante el proceso creativo. El Teatro no es lugar natural para el discurso ni para la arenga, ni para el sermón o la docencia. Es puerta a la imaginación; espanto, melodrama, rito y verbo en carne viva.

¿Consideras que el realismo social tiene alguna vigencia hoy?

Sin duda. Como final o como punto de partida. Lo inverosímil nunca permanece. Lo universal dura eternamente.

¿Te has encontrado alguna vez con dificultades para sacar adelante un proyecto teatral por motivos políticos?

¿Y quién no? De ese “realismo social” no estará nunca libre ningún Teatro. Pero el Arte y la belleza siempre encuentran una rendija por la que evaporarse y, ante lo político, siempre prevalecerá la inteligencia. O la astucia, que es un concepto más intrínseco a la escena.

(De "Teatro y Revolución", nº 48 de la revista "Las Puertas del drama" de la Asociación de Autoras y Autores de Teatro)
Para todos los gustos y opiniones. Como debe ser.


PARA VER LA ENTREVISTA COMPLETA 

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